Biopolímero producidos por cianobacterias de la Antártida para reemplazar los plásticos tradicionales

En el mundo se generan más de 380 millones de toneladas de plástico al año, de las cuales cerca del 60% llega al fin de su vida útil y se desecha en menos de un año. Su descomposición, sin embargo, puede demandar más de un siglo. Por eso la acumulación de plásticos afecta a los ecosistemas, la salud humana y colabora con la crisis climática.
Frente a ese escenario, los bioplásticos constituyen una alternativa viable: tienen propiedades similares a los plásticos convencionales, pero con una menor emisión de carbono y mayor facilidad para degradarse.
Aun así, los bioplásticos tienen limitaciones. Muchas veces dependen de cultivos como el maíz o la papa, lo cual encarece su producción y restringe su accesibilidad. Además, algunos no logran cumplir con los estándares indispensables para su aplicación industrial, lo cual limita su utilización.
Frente a estas restricciones, este proyecto propone utilizar cianobacterias extremófilas aisladas de la Antártida para producir polihidroxibutirato (PHB), un bioplástico que no deja residuos tóxicos al descomponerse.
Estas cianobacterias, junto con ciertas algas verdes, tienen la capacidad de acumular compuestos como el PHB y carbohidratos, incluso bajo condiciones extremas. La iniciativa contempla inducir estrés en estos microorganismos –reduciendo sus nutrientes (nitrógeno y fósforo) y limitando la luz que reciben– con la finalidad de estimular la acumulación de PHB biodegradable como reserva intracelular.
El equipo innovador posee una colección de cepas provenientes de lagos de la Península James Ross, en la Antártida. Además de continuar con la evaluación de las ya disponibles en el laboratorio, prevén aislar nuevas cepas para identificar las más eficientes en la producción de este biopolímero.
Una vez obtenido el PHB, se procederá a su extracción, análisis físico-químico y cuantificación, con el propósito de determinar su calidad y viabilidad en aplicaciones industriales.
También se analizará la expresión genética de las cianobacterias productoras de PHB. Este trabajo permitirá entender mejor los mecanismos biológicos involucrados y abrirá la puerta a futuras mejoras por ingeniería genética.
La principal innovación del proyecto reside en el uso de organismos extremófilos para generar PHB biodegradable que, a diferencia de otros métodos, no requiere cultivos alimentarios, ni condiciones controladas costosas o una infraestructura especial.
Como estas cianobacterias pueden crecer utilizando sólo dióxido de carbono, agua y luz, el proceso es económico y sustentable. Además, durante su crecimiento contribuyen a la captura de CO₂ atmosférico, lo cual colabora con la reducción de la huella de carbono asociada a su fabricación.
El proyecto también busca estandarizar metodologías de producción, extracción y caracterización del PHB que puedan escalar a nivel industrial con facilidad y bajo costo.





